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Un Intermedio en Palestina

Escrito por Yamila 28 Marzo 2014

Antes de ayer noche, mientras veía el programa de "El Intermedio", de repente, me sorprendió escuchar la palabra Palestina. Palestina, la gran olvidada de los medios de comunicación (o, cuando se acuerdan de ella, es para repartir las culpas de su desdicha). Sin embargo, en este caso, se dedicaba a este pueblo oprimido un reportaje que se emitiría en dos capítulos (el segundo fue ayer), los cuales harían un total de no más de 20 minutos. Pero como ya se sabe, lo bueno, si breve, dos veces bueno, ya que el reportaje fue conciso, preciso y bastante fidedigno.

El periodista Fernando González, más conocido por Gonzo, se trasladó a Palestina, tanto a Gaza como a Cisjordania, con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA). El hecho de que esta organización esté presente, ya es una garantía de calidad.

Analizando el reportaje, desde un punto de vista de un telespectador ajeno al problema del pueblo palestino, se puede resaltar lo siguiente: 

  • Palestina está ocupada y no tiene ningún tipo de autonomía.
  • La construcción del muro israelí tiene como fin primordial crear una barrera para la población palestina, que ha de pasarla diariamente y  de esta forma, controlarla exhaustivamente. Además, como el propio israelí de la ONG dijo, sirve de anexión, puesto que con ella roba a los palestinos un 15 % de Cisjordania e importantes recursos naturales (si fuera por “seguridad”, como no se cansan de repetir los sucesivos gobiernos israelíes, la hubieran hecho en su propio territorio)
  • El gobierno de Israel no quiere anexar Jerusalén Este a sus confines ya que correría el riesgo de perder esa identidad “judía” que le caracteriza. Los palestinos, ya con nacionalidad israelí, podrían ser más en número en un futuro próximo y ganar en las urnas. Por esta razón, Israel hace la vida imposible a los palestinos para que abandonen su tierra y se dirijan hacia las afueras.
  • Demoler una casa a un palestino es destrozar su mundo. Tanto los niños, los padres y las madres sienten un apego enorme a sus enseres personales, a cada rincón de su casa, ellos ven su hogar como su mundo.
  • Existen leyes diferentes para israelíes (gran parte, inmigrantes recién llegados que no saben ni hebreo) y para palestinos. Si un colono ilegalmente construye una casa, ésta jamás será destruida. Si lo hace un palestino, la demolición es inminente, además de que para este último, conseguir un permiso de obra es un trámite que nunca finalizaría.
  • Gaza es un lugar pequeño pero enormemente habitado.
  • Gaza es un lugar sitiado, Israel mantiene sus fronteras cerradas y rara vez deja pasar ayuda humanitaria como medicamentos, comida… No permite que se acceda por tierra, mar o aire (ha convertido a Gaza en una enorme cárcel: realmente es peor que una prisión, puesto que en un centro penitenciario llegan suministros, se permiten visitas de familiares y los carceleros tienen responsabilidad sobre sus prisioneros)
  • La vida en Cisjordania es bastante dura, los niños crecen creyendo que carecen de derechos y de protección, pero aún es más dramática la situación en Gaza. Un problema importante es la ausencia de perspectivas.  Hay un gran número de jóvenes que no pueden trabajar, no por no estar preparados, sino por no poder salir de Gaza ni disponer de recursos.
  • Hay más de 5 millones de palestinos que son refugiados, es decir, que tuvieron que abandonar su tierra (una gran parte vive en Gaza).

Profundizando más en este pequeño documental, se puede ver como Gonzo entrevista a un alcalde israelí, a un componente de una ONG israelí, a un colaborador de UNRWA, a una profesora palestina, a niños palestinos, pescadores palestinos…Este periodista, como buen profesional, está dando diferentes puntos de vista sin caer en equiparar a las dos partes, es decir, sin comparar de igual a igual a Palestina con Israel: el pueblo palestino está bajo ocupación, y este hecho es olvidado por muchos periodistas, como por ejemplo, Jordi Évole (el Follonero). Algo muy inteligente ha sido no hacer entrevistas a extremistas, puesto que más que arrojar luz sobre el tema, confunden y enquistan el problema (son ellos los causantes (son el problema), por tanto nada razonable saldría de sus bocas que no sea justificar sus actos). Se limitó en preguntar al pueblo palestino, al que sufre la ocupación/opresión diariamente. Preguntó a ONGs que son las que día a día intentan ayudarles...

El Follonero fue hace unos años a Palestina (vamos a tocar al intocable ;) ). Su visita fue muy anunciada: parecía que iba a esclarecer el mal llamado “conflicto” entre palestinos e israelíes, pero lejos de eso, sembró más dudas.

El primer error, en mi opinión, fue tratar a la víctima y al verdugo como iguales. De esta forma no se consigue neutralidad, sino todo lo contrario. De hecho, cuando vi el programa de Évole, me pregunté si realmente sabía que pasaba en Palestina o sólo le enseñaron lo que querían enseñarle (de hecho no visitó Gaza). Otra cosa que me impresionó fue esa voz en off con un tono casi chistoso. El tema es bastante duro y preocupante como para introducir si quiera un toque de humor: estamos hablando de miles de víctimas y más de medio siglo de calvario diario. Por otro lado, cuando Jordi entrevistaba a israelíes (extranjeros y extremistas todos), éstos daban la vuelta a la pregunta y de repente contestaban lo que más les beneficiaba, siempre justificaban sus  deleznables actos haciendo mención  al “terrorismo” palestino. Si se hubiera molestado en preguntar a israelíes de ONG, por ejemplo, habría conseguido esa supuesta equidistancia que parece ser buscaba.

El Follonero no causó tanto follón en la tierra ocupada como se esperaba, de hecho, cayó en el tópico de demostrar a todos los occidentales lo atrasados que están en Gaza por tener un gobierno que prohíbe las lencerías. Sí, Jordi, eso es un tema muy importante cuando bombardean tu tierra y asesinan a más de 1.400 personas, entre ellos  más de 400 niños (sobre esa particular masacre o sobre qué opinaba la ONU sobre el tema se le olvidó preguntar a los israelíes). Su entrevista a un componente de Hamás no sobró, ya que no se ha de ocultar quienes forman este grupo político de resistencia islámica (según sus siglas), pero sí da que pensar cuando esa fue la única representación del pueblo gazatí.

El pequeño documental, y digo pequeño por su corta duración, que ha realizado Gonzo, es bastante más serio, menos comercial y más objetivo. Aún así, faltan muchas más imágenes que demuestren el sufrimiento del pueblo palestino, pero para lo que se puede ver en horas de máxima audiencia, cumple todas mis expectativas.

Gracias Gonzo, gracias Wyoming.

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